domingo, 9 de diciembre de 2007

Mi pecado







Sé que estás muy cerca de mí, lo noto y te deseo, deseo lo prohibido,
sobre todo en esta noche que ni aun tan siquiera oigo mi corazón. Solo grito deseo. Quiero que vengas, que dejes de ocultarte tras esos ojos que todas las noches beso. Mi cuerpo pide tu calor.
Quiero que me alejes de este mundo. Mi alma te pide ayuda. No le niegues un perdón porque moriré. Te ofrezco mi sangre, a ti que estas aquí. Aunque mi miedo sea mayor que mi búsqueda inmortal.
Quiero ser como tú, quiero vagar en la noche, provocando la pasión entre mis víctimas. Yo sé que no pertenezco a este mundo, sé que formo parte del tuyo, pero que todavía no me han llamado; y sé que cualquier noche seré yo misma; seré lo que soy, una feroz asesina que pide sangre para seguir forzando al placer.
Con mis pensamientos te llamo, pero tú no estás, tú estás muy lejos como para poder oírme, aunque siempre estés a mis espaldas, acariciando mi duda. Un sacrificio... No es una petición, hazme tuya con tu don sobrenatural. Ardo en ilusión, pero no regresas. Me mostraste un paraíso perdido entre la sangre y ahora me condenas a la soledad, tan solo a tu mirada, a tus visiones, cuando sé que tú me observas, cuando a él lo deseo. Cuando reclamo su cuerpo.
Y disfrutas mirando cómo me deshago sin sus besos, ni sus caricias que algún día serán solo tuyas.

No hay comentarios: