domingo, 9 de diciembre de 2007

El Don oscuro



No ceses tu vuelo. Continua imparable en la oscura noche. Tras el fuego incandescente. Te llama ¿No lo ves?. Ríete de su canción y juega con tu víctima. Piadoso. Observador. Excitante juego el tuyo. Y pretendes ser el ganador a pesar de saber que morirás. Sí, que morirás. Y la lluvia te mojara al caer con su tenue y dulce sonido, su don. Despacio. Escúchame, el cielo te puede esperar. ¿Lo ven tus ojos?. Responde a su dudosa pregunta. Y grita la verdad, grita que lo amas. Olvida al mundo. Eres tú y ella. No te detengas, que tu voz se oiga entre la tormenta, y tus lágrimas no te ahoguen. Identifícate, tú eres así, tal como lo piensas.
Déjalo te está esperando, no te hagas rogar por la muerte. Sí es a ti, está tras ese sonido, tras la última nota y vuelve. Serénate. Duerme. Él estará al acecho. Ámalo más allá de la muerte, y reúnete con él cuanto antes, es tu secreto amante y te llama. Vuelve a él como lo hiciste hace tiempo. Se eleva tu esperanza tras él, en el más allá. Melodioso ruego, tras el continuo perdón.
Tu juramento terminó. Descansa ahora, para siempre. Corre tras de ti. Corre a su encuentro con el viento entre las nubes. Tras tus ojos, lo estás buscando, es inútil, ya ha vuelto. Te espía, está al acecho, para amarte. Huye ahora, no esperes, piérdete en el viento. La luna te grita y ni la oyes ni ahora la escuchas. Ignorante. Se trata tan solo de él. Sí, no lo olvides. Él te eligió a ti, a tu alma porque es su reencarnación, y su destino te persigue tras las sombras. La lluvia espera tu deseado y ansiado reencuentro, para dar lugar a un final que ya sabías.
Y el negro de tus ojos se apagará y el rojo de tus labios apagará aquella llama, sí, la buscará con sus mismas ansias. Olvídalo y respira por este momento. Él te desea como tú lo deseas a él. Tu alma te traicionó antes su mirada atenta y oscura.

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