sábado, 1 de noviembre de 2008

Milagro



¡Gracias!... Mi fuerza es por ti. Mi lucha te la debo a ti. Mis deseos son por tu dicha. Mi futuro es tu felicidad. Sin ti nada tendría sentido. Gracias... porque esa dulzura de tu mirar me alegra el alma. Porque esa sonrisa al despertar me da horas de sueño. Porque tu respirar en la noche calmado hace serenar mi angustia. Velo por tus sueños día y noche. Y al oír esa carcajada en ellos siento tranquilad porque sé que compartes mi fuerza. Compartimos las ganas y la ilusión de permanecer juntas... De madurar. Cada mañana una y mil veces daré las gracias por dejarme estar a tu lado. Porque él me concedió un deseo. Y la realidad es tan maravillosa. La suavidad de tus manos al roce con las mías relajan mi tortura. Tu sueño pausado es como un mar en calma. Un mar que se me antoja ternura. El roce de mis labios en tu cálida y tersa piel... Ese abrazo que quiero sea eterno. Complicidad entre nuestros ojos. Sin palabras... Solo suspiros y nos damos el alma. Gracias mi niña. Gracias por hacer que mis lágrimas ahora sean de felicidad, de gozo por poder tenerte entre mis frías pero fuertes manos. Toda esa fuerza es por tus ganas de vivir. Por la alegría que desbordas por donde pasas... A quien te mira. A quien te besa. Saber que de mi sangre y de mis entrañas te engendraste. Gracias por hacer que este camino tortuoso, lleno de obstáculos y dificultades sea amor, dulzura, caricias y besos de ilusión. Eres luz, mi niña. Eres paz en la oscuridad, eres calor en el miedo. Eres la nueva vida en mi esperanza. El amor más absoluto, limpio y puro... Gracias a ti Verónica.

No hay comentarios: