Y en mi largo caminar... te descubrí...Fue el brillo de tu mirada lo que deslumbró a mi alma. Mi corazón celoso por el regalo que tus ojos hicieron a esta, pidió el deseo de darle alas para volar junto a ti... debe de estar por llegar. Y mis manos cansadas necesitaron cobijo entre la suavidad de tu piel, y tu piel las acogió sin recelo. Mis labios fríos suplicaron de la calidez de los tuyos; tus labios generosos se acercaron para calentarlos con dulzura y suavemente los hiciste tuyos.
Mis oídos interiormente me susurraron que guardara silencio para dormirse con la tranquilizadora melodía de tu voz... Y cuando todo mi cuerpo quiso ser parte de ti, decidí dejar que mi razón me guiara a ti y dialogara con tus pensamientos... Desde aquel día soy tuya en cuerpo y alma y mis pensamientos aun juegan con los tuyos...
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